lunes, mayo 12, 2014

Dicen, dicen...



Dicen que durante 10 días vieron cosas extrañas en una carpa y un desván al otro lado del río..
Eso dicen, dicen  que había monstruos con tres cabezas y que una hablaba portugués muy bajito, otra contagiaba su risa y una tercera tenía una libreta que era una delicia y con su silencio lo decía todo. Dicen que este ser derrochó creatividad ordenada con suspiros azules. Eso dicen.

También dicen que vinieron Sebastianes de otros mundos que con sus abrazos contaban todo y te transportaban a planetas que ni te imaginas. Eso dicen.
Dicen que los puntos se hacían grandes con dos voces que narraban y narraban y dicen que era muy curioso escucharlas, casi como sirenas. Eso dicen.

Dicen también que vieron a gente pequeña y dulce que tenían maletas enormes de las que sacaban objetos fantásticos y hacían revivir a personajes con sólo una cuerda y un papel. Dicen que eran Olallas de otros mundos. Quizás.

Dicen que hubo Nonos, seres sacados de los cuentos más bonitos, y que con sólo escucharles podías oler, tocar y vivir las mayores aventuras. Y hasta sustos. Eso dicen.

También dicen que llegaron dos damas con carrozas y que de sus carrozas salían objetos móviles y voces diferentes y dicen que te llevaban de paseo a sus reinos con sólo escucharlas. Margaritas y Paulas llovían por aquel entonces. Eso dicen.

Dicen, dicen.

Dicen que llegaron personas con bigote que se merecían todo Pero todo, todo, aunque dijeran lo contrario. Y que hacían reír y llorar a la vez y que atraían a grandes y niños. Todo muy contagioso y hasta daban doble sentido a las palabras con menos sentido común. Eso dicen.

También dicen que llegaron dos marcianos que mostraron su mundo con pinturas y plastilina y que los globos volaron y que las ceras cantaron y que los lapiceros se disfrazaron.
Dicen, dicen. Dicen que llego la dulzura en persona y que Sarizitó a todos con ballenas y caracoles escondidos en adivinanzas hechizadas. Una dulzura muy contagiosa, dicen.

Dicen que llegaron ninfas de pelo rojizo que atravesaron todo nuestro mundo y que al llegar no se querían ir porque tenían tanta energía y creatividad que se extendían por los papeles y las manos de los duendes que la acompañaban cada vez. Aitanetas las llamaban. Eso dicen.

Algunos hasta aseguran haber visto hadas nórdicas que te hacían volar con su polvo de hadas por mundos con búfalos azules y transportando regalos de colores. Pero eso dicen…. Nataschas que volvieron a sus mundos tras la media noche.

Dicen también que llegó un ser sobre una tabla con ruedas que nos enseño a compartir haciendo autorretratos con trozos de nuestros amigos. Casi nada. Y dicen que hizo magia. Eso dicen. Algunos dicen que vieron julios en mayo. Eso dicen.

También dicen que los animales mitológicos nacían de ese desván del que te hablo, y que había seres grandes que habrían mucho los ojos y que no se lo creían cuando por la puerta salían seres pequeños llevando de la mano minotauros. San Martines voladores.

Dicen también que monstruos invadieron la feria y hasta había hombres con patillas que se metían en mil batallas con ellos y te indicaban como vencerlos. Y los vencías. Dicen.

Dicen también que había magas que con corcho hacían imprentas y postales para las madres y que no paraban nunca de imprimir. Infinitas postales Yolandescas, dicen.

Dicen también que las magas escondían dibujos en papeles y les hacían aparecer y desaparecer a su antojo con lupas de colores. Casi Cintias dicen.

Dicen también que vinieron hechiceros con pipa y que descubrían cosas donde no las había y la diversión era un tren de papel de recortes. Eso dicen, Alejantropos, escucharon algunos.

Dicen también que hubo un genio que salió de una lámpara y que estuvo con más de 40 gnomos haciendo que la imaginación fuese el salón de casa. Y dicen que en la lámpara se leía Sobrino. Eso dicen.

Dicen que hubo palabras que salían de Sole y llegaban a Dad antes de lo que cantaba un gallo y se superlativaba una naríz. Dicen, dicen.

Y dicen, hasta que las historias se escribían manchando los dedos en pintura y que se leían en circulo y que salían solas y que había Metolas que susuraban melodías ilustradas.

Dicen que hubo hasta 400 monstruos en un solo momento y que aparecieron por arte de magia en un segundo de la mano del mago Pérez y que desaparecieron en otro segundo.

Dicen, dicen.

Dicen también que los personajes salían de la nada de cartón y de botones y que hubo Blancas que tenían varitas como Geppetto y que les daban vida.

También dicen que las piedras hablaban y que las palabras se posaban en casitas y en hojas y dicen que hasta había un rincón en el que los libros y los atrezos te daban vueltas y vueltas y que no podías parar de reír. Eso dicen.

Dicen que hubo una hada madrina de todo este mundo irreal que era impecable, Benizabel, que conseguía sacar cualquier cosa de la chistera y que derrochaba cariño a todos estos seres mitológicos que he nombrado y los arropaba por la noche y les contaba un cuento para que durmieran. Eso dicen.

O eso me han contado, o quizá lo ví, o quizá lo soñé. Dicen que dijeron que salió todo perfecto.

Eso dicen, pero dicen tantas cosas. Tantas. Que ya no sé, como dijo un amigo, si era un sueño o realidad porque cada vez que despierto paro el despertador y me doy una vuelta más en la cama para seguir soñando.

Ah, se me olvidaba, dicen que vieron unas lágrimas en la cara de un gigante mientras recogía un cartel con ratones y una lona con un señor con pipa. Se montaba en su caravana y saludaba con la mano.
Pero… eso dicen.


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