Dicen que durante 10 días vieron cosas extrañas en una carpa
y un desván al otro lado del río..
Eso dicen, dicen que
había monstruos con tres cabezas y que una hablaba portugués muy bajito, otra
contagiaba su risa y una tercera tenía una libreta que era una delicia y con su
silencio lo decía todo. Dicen que este ser derrochó creatividad ordenada con
suspiros azules. Eso dicen.
También dicen que vinieron Sebastianes de otros mundos que
con sus abrazos contaban todo y te transportaban a planetas que ni te imaginas.
Eso dicen.
Dicen que los puntos se hacían grandes con dos voces que
narraban y narraban y dicen que era muy curioso escucharlas, casi como sirenas.
Eso dicen.
Dicen también que vieron a gente pequeña y dulce que tenían
maletas enormes de las que sacaban objetos fantásticos y hacían revivir a
personajes con sólo una cuerda y un papel. Dicen que eran Olallas de otros
mundos. Quizás.
Dicen que hubo Nonos, seres sacados de los cuentos más
bonitos, y que con sólo escucharles podías oler, tocar y vivir las mayores
aventuras. Y hasta sustos. Eso dicen.
También dicen que llegaron dos damas con carrozas y que de
sus carrozas salían objetos móviles y voces diferentes y dicen que te llevaban
de paseo a sus reinos con sólo escucharlas. Margaritas y Paulas llovían por
aquel entonces. Eso dicen.
Dicen, dicen.
Dicen que llegaron personas con bigote que se merecían todo
Pero todo, todo, aunque dijeran lo contrario. Y que hacían reír y llorar a la
vez y que atraían a grandes y niños. Todo muy contagioso y hasta daban doble
sentido a las palabras con menos sentido común. Eso dicen.
También dicen que llegaron dos marcianos que mostraron su
mundo con pinturas y plastilina y que los globos volaron y que las ceras
cantaron y que los lapiceros se disfrazaron.
Dicen, dicen. Dicen que llego la dulzura en persona y que
Sarizitó a todos con ballenas y caracoles escondidos en adivinanzas hechizadas.
Una dulzura muy contagiosa, dicen.
Dicen que llegaron ninfas de pelo rojizo que atravesaron
todo nuestro mundo y que al llegar no se querían ir porque tenían tanta energía
y creatividad que se extendían por los papeles y las manos de los duendes que
la acompañaban cada vez. Aitanetas las llamaban. Eso dicen.
Algunos hasta aseguran haber visto hadas nórdicas que te
hacían volar con su polvo de hadas por mundos con búfalos azules y
transportando regalos de colores. Pero eso dicen…. Nataschas que volvieron a
sus mundos tras la media noche.
Dicen también que llegó un ser sobre una tabla con ruedas
que nos enseño a compartir haciendo autorretratos con trozos de nuestros
amigos. Casi nada. Y dicen que hizo magia. Eso dicen. Algunos dicen que vieron
julios en mayo. Eso dicen.
También dicen que los animales mitológicos nacían de ese
desván del que te hablo, y que había seres grandes que habrían mucho los ojos y
que no se lo creían cuando por la puerta salían seres pequeños llevando de la
mano minotauros. San Martines voladores.
Dicen también que monstruos invadieron la feria y hasta
había hombres con patillas que se metían en mil batallas con ellos y te
indicaban como vencerlos. Y los vencías. Dicen.
Dicen también que había magas que con corcho hacían
imprentas y postales para las madres y que no paraban nunca de imprimir.
Infinitas postales Yolandescas, dicen.
Dicen también que las magas escondían dibujos en papeles y
les hacían aparecer y desaparecer a su antojo con lupas de colores. Casi
Cintias dicen.
Dicen también que vinieron hechiceros con pipa y que
descubrían cosas donde no las había y la diversión era un tren de papel de
recortes. Eso dicen, Alejantropos, escucharon algunos.
Dicen también que hubo un genio que salió de una lámpara y
que estuvo con más de 40 gnomos haciendo que la imaginación fuese el salón de
casa. Y dicen que en la lámpara se leía Sobrino. Eso dicen.
Dicen que hubo palabras que salían de Sole y llegaban a Dad
antes de lo que cantaba un gallo y se superlativaba una naríz. Dicen, dicen.
Y dicen, hasta que las historias se escribían manchando los
dedos en pintura y que se leían en circulo y que salían solas y que había Metolas
que susuraban melodías ilustradas.
Dicen que hubo hasta 400 monstruos en un solo momento y que
aparecieron por arte de magia en un segundo de la mano del mago Pérez y que
desaparecieron en otro segundo.
Dicen, dicen.
Dicen también que los personajes salían de la nada de cartón
y de botones y que hubo Blancas que tenían varitas como Geppetto y que les
daban vida.
También dicen que las piedras hablaban y que las palabras se
posaban en casitas y en hojas y dicen que hasta había un rincón en el que los
libros y los atrezos te daban vueltas y vueltas y que no podías parar de reír.
Eso dicen.
Dicen que hubo una hada madrina de todo este mundo irreal
que era impecable, Benizabel, que conseguía sacar cualquier cosa de la chistera
y que derrochaba cariño a todos estos seres mitológicos que he nombrado y los
arropaba por la noche y les contaba un cuento para que durmieran. Eso dicen.
O eso me han contado, o quizá lo ví, o quizá lo soñé. Dicen
que dijeron que salió todo perfecto.
Eso dicen, pero dicen tantas cosas. Tantas. Que ya no sé,
como dijo un amigo, si era un sueño o realidad porque cada vez que despierto
paro el despertador y me doy una vuelta más en la cama para seguir soñando.
Ah, se me olvidaba, dicen que vieron unas lágrimas en la
cara de un gigante mientras recogía un cartel con ratones y una lona con un
señor con pipa. Se montaba en su caravana y saludaba con la mano.
Pero… eso dicen.
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